miércoles, junio 21, 2017

Primer sol del verano






Así se contemplaba el primer amanecer del verano desde el  atasco habitual. No es el mar pero los colores también tienen su encanto...¿no os parece?. Gracias por seguirme

martes, junio 20, 2017

Conjunción Astral



El suelo húmedo era el único testigo de la lluviosa mañana. Pero ahora, todo había quedado como un luminoso día después de la lluvia tan de por aquí. La gente estaba entre salir y aprovechar un poco el sol, o esperar a la tarde después de comer pronto…
Para entonces el gris empedrado de la ciudad vieja, ya nos había envuelto en su elegante nostalgia. Habíamos dejado atrás el edificio decimonónico del Casino donde tantas horas de tertulia habría disfrutado la flor y nata de la sociedad de la ciudad, y caminábamos sin rumbo sobre los gastados adoquines, una  plazuela con un palacete a nuestra izquierda, soportales para pasear bajo la lluvia sin mojarse a nuestra derecha…
Pequeños comercios artesanos, compartían acera con viejas tabernas repletas de historias marineras y con locales cerrados a causa de la imparable globalización. Pensaba en lo que le habría costado a la gente levantar su pequeño negocio y las lágrimas que habrían derramado cuando tuvieron que echar el cierre.
Estas tristes historias, aumentaban el encanto del granítico casco viejo. A mí me gustaba pensar que las personas que habían cerrado sus negocios, habían encontrado otra ocupación que les permitiría seguir viviendo en aquella preciosa ciudad.
Los chicos caminaban unos metros por delante, hablando de sus cosas y disfrutando la vigilada libertad que les permitía la calle peatonal y la manga ancha que con el tiempo les íbamos dando.
Estaban tan… chicos….. Eran totalmente opuestos, pero a la vez tan complementarios que encajaban como un perfecto engranaje. Aunque a veces el engranaje patinase con alguna discusión.
Desde que empezaron a interactuar, iban juntos a todas partes… Parece que fue ayer cuando aún no sabían ni hablar ni caminar… y ahora… no paraban. Nos encantaba verles así
Mónica y yo les seguíamos de cerca, empujando la maclaren de la gorda. Aunque ya tenía tres años era un poco comodona y le encantaba ir como una reinona en su sillita vestida de “pinsesa”. 
Acostumbrada a los pantalones a la última que lleva a la guarde, para ella todos los vestiditos son de “pinsesa” y suele pedirnos que le hagamos fotos.
 –¿Me hagas una foto papi?- chapurrea con su lengua de trapo…. Y claro, a nosotros se nos cae la baba.
-Mami, “anano”- volvió a chapurrear.
Paramos la maclaren y con una agilidad felina saltó del carruaje
-Jo, ehpera!- ordenó a su hermano. Ese día le había dado por él, como otros días le da por “Avalete”
Jo, con paciencia infinita (raro en él) se volvió y le dijo – ¿Qué quieres Isa?
Mientras corría, sus brazos se movían a la velocidad de la luz, pero sus piernas no acompañaban tanta velocidad. Con lo que resultaba muy gracioso ver la velocidad que intentaba imprimir a su carrera y la verdadera velocidad a que se movía.
Por fin alcanzó su objetivo.
-Mano Jo!
Jo le cogió mano y siguieron caminando. Tardaron poco en alcanzar a “Avalete” que absorto en sus pensamientos se había alejado un poco de su hermano.
-Avalete mano!- ordeno de nuevo Isa. Y “Avalete” con toda naturarlidad  se la dió.
Fue un instante único, que merecía ser encapsulado en el tiempo. Ojalá en el futuro, sigan tan unidos como hasta ahora.